martes, 9 de julio de 2019

LA PALABRA, SUS SONIDOS Y SINFONÍAS.







LA PALABRA, SUS SONIDOS Y SINFONÍAS.

 Infinidad de años inmersos en reflexiones, pensamientos, retórica y lógica han transcurrido desde el origen de las palabras, cuántos gigantes de la literatura dejaron grandes legados, desempeñando su papel de observadores en la interminable cadena del tiempo y la existencia misma. Inmersos en el mundo de los signos, las palabras, sus sonidos y sinfonías. Colín Murray Turbayne decía; “Todo nuestro conocimiento está relacionado con los signos, debemos lograr que nos perciban  e interpreten a través de la palabra”. Cómo lograr ver a la palabra, sentirla, escucharla. Cómo digerir, visualizar, percibir y captar las emociones que las palabras nos dicen, y que al final puedan resultar una lista de cargados y difíciles verbos por ejecutar.  " Las palabras son signos artificiales” (1) y dejan de serlo cuando la aleación de artificio y sutileza, pasión y éxtasis de sentidos emanan al poema, lo hacen latir, palpitar, encarnar en el sentido del poeta. Y es cuando digo que la palabra entra en el clímax, se funde a la emoción.

     Cada poema que se ha escrito a través del tiempo, con clasificaciones, invenciones y corrientes nos dan la diversidad en todos sus sentidos, épocas, autores y lo más importante, el sentido mismo del poema. Y cada uno de ellos será diferente y podrán tener palabras en común y claro está que el sentido, la intensidad o la emoción del poeta no podrá nunca ser la misma de un autor a otro. Así igualmente sucede de un lector a otro en la interpretación de un mismo texto.
     Es importante recalcar el rigor y cuidado que se debe tener con el uso de las palabras, encontrar su verdadero significado para poder darles sentido y valor. Obligarnos a analizar y tener conciencia sobre su uso por los muchos significados que puedan contener las palabras.
   Ser incansables exploradores como los grandes Keats, Shelley, Wortdsworth y Browning, espléndidos poetas Ingleses del siglo XIX que murieron sin haber logrado una nueva forma poética que fuese tan natural que los llevase a alguna finalidad poética, o sea lograr un cambio trascendental en la poesía.(2)
     Sin duda alguna debemos explorar todos los contenidos emocionales de las palabras, escudriñarlas, permanecer en estado contemplativo de todo lo que nos rodea, buscar los efectos musicales, la eufonía de las palabras, ir en busca de las sensaciones y procrear las frases poéticas que reflejen nuestro estado emotivo. Tener libertad de autor para asociar las ideas e imágenes a nuestra realidad y época. Tomar de la mano al lector, predisponer sus sentidos, llevarlo al universo  de  las palabras y  ayudarlo  a comprenderlas. Visualizar  en  el lienzo de la memoria los sentimientos, la esencia y vitalidad de la palabra. Llevar el sentido de lo que se dice más allá de lo físico, como lo hizo Paul Gauguin cuando pintó: De dónde venimos, Qué somos, A donde vamos, una  extraordinaria tela de carácter vivencial-simbolista-turaniano de 4.50 x 1.70 metros.(3)     Coleridge dice: “La imaginación es el don más alto del hombre y en su forma primordial  la facultad original de toda percepción humana”(4) . Fragmentar las realidades con los actos más sublimes del espíritu, rescatar la esencia del pensamiento y valerse de la palabra, hacerse diestro e introspectivo en todo lo que le rodea. Ser un visionario de su tiempo y ahondar en el camino de la literatura. Visión y tacto, herramientas del poeta que va en busca de sensaciones y circunstancias que le dan la pauta a seguir en la formación de un texto previamente pululante, en la inquieta mente del poeta y entrar en ese estado anímico, en trance, de las sensaciones que le rodean, usar su imaginación inmersa a la inspiración “ regalo maravilloso” cerrar los ojos, trasmutar la palabra en el espacio de la hoja en blanco.
     “Según los irracionalistas el momento de la creación poética confina en ciertos aspectos, con el estado revelativo  de los místicos” “ Sin duda alguna el acto estético en sus orígenes, procede del acervo psíquico inconsciente pero no constituye un fenómeno absoluto de lo irracional”.
    Definitivamente que usar las palabras es atreverse  a entrar en un largo proceso en la inconsciencia para encontrar el origen del acervo psíquico que prevalece en todo ser humano y que muchas de las veces esta implícito en el estado de conciencia del poeta.
     “Un artista  percibe los fenómenos en sus transposiciones mutuas y capta las manifestaciones visivas, táctiles, gustativas, auditivas, odorantes, como hechos transpuestos reversibles según la Sinestesia”.(5) Esto afirma Arqueles Vela en su Análisis de la Expresión Literaria sobre la creación artística del lenguaje. Es importante decir que definitivamente el estado contemplativo del creador hacia las cosas que le rodean depende de su sagacidad investigadora, de todos sus sentidos, detenerse en sus estados emotivos, hacer del marco general que se le presenta un cuadro visual, auditivo u olfativo de lo real con lo imaginativo, acercar la brecha de lo intangente  a las emociones reales. Estar alerta a todo indicio de sonidos y sentidos y hacer uso del lenguaje en una forma uniforme que brote como el agua de la roca y darle sentido y sustancia, acercarlo al sonido de la palabra misma, hacerla rugir, trepidar, dibujarla y así lograr hacer sentir y despertar algo, procrear una imagen inusitada de la voz interna del yo poético.
     T.S. Elliot nos dice en sus Ensayos sobre La Poesía— “encuentra mejor que muchos tratadistas especializados, una explicación de los fenómenos sensorios ocluidos en la semaforización de las sensaciones. El artista – dice – es más primitivo y más civilizado que sus contemporáneos. Contiene en su Psiquis, simultáneamente, lo milenario y lo que está por venir en el mundo estético. Un artista posee los sentidos mucho más desarrollados que el hombre común y corriente; percibe los hechos del mundo sensible, más intensos. De ahí que sus percepciones vislumbren la realidad en sus formas más arcanas, apenas entrevistas, insólitas, inauditas, in-tangibles, inasequibles para otros temperamentos, en el mundo de los sentidos.
     Yung—discípulo de Freud—entiende mejor la psíquis del artista; y alude a lo inconsciente individual, explicándolo como una complejidad del pasado y del presente, que yace en la memoria del artista en forma de sedimento”.
     Cuanto más leemos de estas reflexiones que se han hecho a través del pensamiento de grandes autores, los  cuales  nos  han  legado  sus  conclusiones a lo largo  de arduas jornadas de expedición, en la gigantesca selva de lo desconocido. Adentrarnos en sus marañas y como Octavio Paz decía: “Utilizar los grandes libros, los libros necesarios que logren responder nuestras dudas”. Y que gracias a los poetas, filósofos y pensadores de la literatura podremos abrir nuestro camino como iniciados o párvulos en el laberinto de la palabra. Entrar en la era de este siglo que recién nos abre sus puertas y nos invita a descubrir sus luces novedosas donde encontraremos nuestra memoria ancestral, adormecida entre los brazos de la inagotable biblioteca universal.
     Y como Helen Keller decía: “De un modo y otro, el misterio del lenguaje se me reveló en aquel instante. Supe entonces que agua significaba aquella cosa deliciosamente fresca que me había corrido por la mano. Aquella palabra viva despertó mi espíritu: le dio, luz esperanza, alegría, lo puso en libertad”.
     Dejemos en libertad nuestro espíritu y contemplemos dentro de nosotros mismos nuestros reflejos y encontraremos nuestra visión intelectual representada en una fantasía de luces ancestrales.

Por: María Merced Nájera Migoni.






(1).-Colin Murray Turbayne: de El Mito de la Metáfora (sección de obras de filosofía, traducción de Celia Pacheco, Fondo de la Cultura Económica 1974.

(2).-EL ESTILO LITERARIO: J. Middleton Murry. Breviarios.- Fondo de la Cultura Económica. }
(3).- DIÁLOGOS CON EL ARTE: Francisco Valero.- Editorial Orión, México; colección literaria Cervantes. pag. 71.

(4).- ANALISIS DE LA EXPRESIÓN LITERARIA: Arqueles Vela: Editorial Porrúa, S.A. 1980 Sepan Cuentos.
(5).-Sinestesia.-Facultad de percibir una sensación por medio de transferencias sensoriales




miércoles, 29 de agosto de 2018

Textos / María Merced Nájera Migoni: Palabras para la presentación del libro «Palabras demoradas» Recordando a Jesús Tafoya poeta.

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P ara Todorov todo género o autor presenta al lector un mundo creado a base de diversos recursos, técnicas, uso de gramática, disciplina, etc. Así mismo el poeta con el lenguaje, crea mundos e imágenes. El Poeta crea ante todo con la finalidad de validarse así mismo y en su mundo.

«Palabras demoradas» es un poemario estructurado en diversos capítulos, sólo con la finalidad de darle ese sentido estético visual que suelen tener los libros de poesía. Ya que en sí el poemario es la recopilación del trabajo poético del autor a lo largo de su trayectoria como poeta. 

Algunos de los poemas destilan esa sutil carga de ironía, sarcasmo fino, otros fueron creados en diferentes tiempos o épocas vivenciales del autor.

El poeta es aquel que lo ve todo y a la vez crea su espejismo para transformarlo, porque se abstrae de la crudeza de la vida, por medio de la construcción de bellas metáforas que se asemejan a la brevedad del silencio, al sigilo de una hoja al caer, con el canto del sol en las dunas del desierto, a ese bautizo de las horas a la desmemoria. De igual manera el poeta Jesús Tafoya en otros de sus poemas nos recuerda a los poetas malditos, con esa forma tan suya de reclamarle a la vida, a la muerte; a su propio padre por su partida. En el Poema de largo aliento «Réquiem en re menor» a la memoria de su padre. En este poema el poeta logra estremecernos, acudir a ese laberinto negro en el que alguna vez nos hemos encontrado, ese laberinto donde nos postramos, nos arrodillamos ante el dolor y la muerte.

Jesús Tafoya, el filósofo, doctor, amoroso hijo. Inteligente, imaginativo, estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz y de la cual se ocupa en otros más de sus poemas, haciéndonos recordar el majestuoso estilo de la décima musa. Poemas cargados de sátira que nos hace peregrinar en el mundo de Sor Juana.

Conforme nos adentramos en la lectura de «Palabras demoradas» se va percibiendo ese pincel de oro. El claro y personal estilo de Jesús Tafoya en donde a lo largo del disfrute de los poemas del autor se aprecia el ritmo, la cadencia y esa necesidad absoluta de reclamación, de trasfigurar entre líneas ese grito angustioso que taladra nuestro corazón conforme nos adentramos al dolor irremediable, inimaginable por la perdida de su amado padre.

El poeta sabe que un libro de poesía no debe ser sólo una larga sucesión de poemas extensos, en donde se apliquen técnicas, recursos estilísticos, la retorica, la creación de metáforas, el uso de silencios, ritmos, aliteraciones, cadencia en sus versos. Todo esto sería meramente la aplicación de lo aprendido. El crear este mundo o mundos poéticos serían vanos y sin sentido, sin el sentimiento, el trazo del dolor, el proceso de la perdida, la aceptación de la ausencia y finalmente «La Palabra demorada» en ese lapso indimensional y curativo. La poesía sanadora, iluminando esas vidas. La palabra demorada en la culminación de este hermoso libro. Acto desgarrador en vivencia, acto, decreto, vivencia a grito abierto en la hendidura del lenguaje del autor.

En el poema «Réquiem en re menor» podemos encontrar ese lenguaje amorosamente triste, determinante, sobrecogedor. Reconozcamos pues la insuficiencia, la angustia, el reclamo constante a la muerte. Donde el poeta vivencia su enriquecida humanidad; en todo momento, por la presencia amorosa de su padre, a lo largo de sus vidas.

Ya para concluir mis comentarios diré que «Palabras demoradas» es un instante dimensional en donde habitan los versos más tristes, los más lúdicos, los irónicos. Este poemario resguarda la bien lograda poética del Poeta Jesús Tafoya, en donde sus destellos de amor, nostalgia, erotismo se delinean en el esplendor de la palabra habitando entre metáforas, versos, imágenes. Ese lenguaje vivo atrapado en un corazón latiendo, trasfigurado en el universo de la poesía. Con este poemario Jesús Tafoya le declara la guerra a lo inevitable: La muerte. Y le reitera en cada canto, cada verso, su amor inmenso, unidimensional a su amadísima madre.

El acto sagrado de la poesía se dará en cada nuevo lector, que acoja en su vida lectora este hermoso y conmovedor libro. «Palabras demoradas» y así en esta comunión lograremos la consagración de la poesía en el mundo. En hora buena Jesús y gracias por adentrarnos en el mundo lúdico de la poesía. Amigos, les aseguro que este bello libro, los hará llorar. Y sanara un poco nuestro espíritu. Buenas noches y gracias.

María Merced Nájera Migoni
30 de mayo de 2008